Los azúcares que se ingieren con los alimentos son transformados por el metabolismo en
glucosa. Al producirse con la digestión de los alimentos, los niveles de glucosa en sangre,
varían a lo largo del día.
Lo recomendable es que la glucosa se mida al levantarse por la mañana y antes del desayuno
y se considera normal si los niveles de glucosa que se sitúan entre los 70 y 100 mg/dl en
ayunas y en menos a 140 mg/dl dos horas después de cada comida.
La voz de alarma debe saltar cuando los niveles de glucosa en sangre estando en ayunas se
sitúan entre 100 y 125 mg/dl y después de cada comida entre los 140 y 199 mg/dl. Estas cifras
determinan lo que se conoce como un estado prediabético.
Se habla de diabetes cuando la glucosa se sitúa por encima de 126 mg/dl en ayunas y de 200
mg/dl dos horas después de las comidas.
Para medir la glucosa se puede utilizar un glucómetro, que es un aparato en el que se
introduce una tira reactiva impregnada con una gota de sangre que se obtiene mediante un
pequeño pinchazo en un dedo de la mano del paciente.
Realizar el análisis del problema y programa que permita aproximar a un diagnóstico sobre la
categoría de la glucosa de un paciente, según las mediciones realizadas en su casa durante una
semana .
¿Qué sabes hacer y qué no?
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